Elegimos bien...

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domingo, 1 de diciembre de 2013

César Luis Nieto, el "Gallego"

Gallego: Mi nombre es César Luis Nieto, el  Luis es para diferenciarme de mi viejo, que era César Nieto.
Alfredo: Queríamos hacerte esta entrevista, porque cuando vos hablaste el otro día en la colocación de la baldosa por tu viejo, hiciste un recuento de su historia
César Nieto padre
y mencionaste que tanto vos como él habían pertenecido al Partido Peronista Auténtico (PPA), una cosa olvidada en la historia, y la verdad que yo me quedé conmovido porque fue la primera vez que lo escuchaba decir por alguien que había estado en el PPA.  Creo que rescatar la historia de los militantes del PPA es fundamental, por lo combativo que fue.
G: Lo que pasa es que duró poco la experiencia, porque aprovecharon el ataque del ERP a Monte Chingolo para declararlo ilegal.  En el único lugar donde se logró participar en elecciones fue en Misiones, una provincial.  Y después estábamos en vías de reconocimiento, logrando las afiliaciones necesarias… El PPA se funda a fines del 74, principios del 75, y duró hasta fines del 75.  Una experiencia de un año y algo.  El PPA estuvo ligado a Montoneros, se trató de abrir un espacio político, esa era la idea, después del cerco que se había hecho en torno a Montoneros después del 1° de mayo del 74.  Era parte del peronismo combativo, que era el que había estado con Framini y Anglada, en la elección para gobernador de Buenos Aires que se anuló porque  había ganado el peronismo, en el 60.  La historia de los viejos, como les decíamos nosotros, que eran más jóvenes que yo ahora…En el 74, después del encontronazo del 1° de mayo con Perón en la Plaza de Mayo, la gente mayor del peronismo tenían contacto entre ellos, y sacaron una solicitada donde daban una interpretación de lo que había pasado con el discurso de Perón, avalando la postura de la juventud.  En ese entonces de armó la Agrupación del Peronismo Auténtico, el APA, que era casi toda gente que había estado en la resistencia peronista.  Nosotros en San Fernando teníamos una experiencia anterior, que veníamos ya desde el 70/71, con gente de la edad de mi viejo, amigos de él.   Se abrieron Unidades Básicas y formaron dos mesas acá, pro-retorno del Gral. Perón.  Esas mesas estaban integradas con referentes del peronismo barrial.  Y andábamos como los Testigos de Jehová, casa por casa, los domingos, molestando ahí en las casas… pero nos recibían, contando con que San Fernando, los barrios por los que nos movíamos, son mayoritariamente peronistas.  Entonces el APA fue un antecedente del PPA, porque veníamos activando por el retorno de Perón, algo en lo que no se tenía mucha confianza, después del fracaso del 64, cuando llegó hasta Brasil y se tuvo que volver.  Pero había datos, señales, con la juventud, por medio de Raimundo Ongaro, que había viajado a España y sabíamos que Perón tenía intenciones de volver.  Y salimos a caminar con eso, esa era la bandera.  Y luego, cuando la JP lanza el luche y vuelve, el movilizar por ese tema, los compañeros mayores participan de eso, de todas esas actividades.  Así que con el APA esos núcleos que después formarían el PPA ya estaban armados, por lo menos en San Fernando.  Y en Zona Norte en general, apoyados en la familia Lizaso, con Arnaldo y Jorge, el Nono.  Estaba también Miguel Garaycochea, que era del sindicato de canillitas, Juan, bueno, no  me acuerdo los apellidos porque en ese entonces no queríamos saberlos, nos tratábamos por el nombre o el apodo.
 
Yo me había alejado de Montoneros cuando pasó lo de (José Ignacio) Rucci.  No estuve de acuerdo, fue un hecho consumado, en fin, estar o no de acuerdo no  importaba mucho, ya estaba hecho.  Pero me parecía que sacábamos los pies del plato.  Yo me fui a mi casa, no seguí en ninguna otra agrupación, a hacer oposición, en Lealtad.  Pero alejarme mucho no pude porque estaba con lo gremial, la Agrupación Municipal 17 de Noviembre, y como la habíamos armado entre varios compañeros, siempre tenía que estar ahí, medio como referente, para ver qué hacíamos, como seguíamos con la parte gremial.
Estaba en eso cuando viene Guillermo Parejo, un compañero que era de familia radical, pero se hizo peronista, y después le tuvo que explicar al padre por qué era peronista (risas)  Eso pasaba mucho, cantidad de jóvenes radicales se hicieron peronistas.  La abuela de los Parejo era una referente de los radicales, no entendía qué había pasado, porque otro hijo, Alejandro, también se había pasado.  Se había m
etido en las FAR, que luego se incorporaron a Montoneros. Y Willy empezó en la JP y después pasó a Montoneros.  Y Willy me dijo que me quería ver el Nono Lizaso.  Fuimos a San Isidro, con él estaba Pereyra Rossi, que fue jefe de columna de Montoneros.  Y me preguntaron qué pensaba yo de un partido político.  Y yo les respondí que me parecía que era la manera de pelearles la identidad a López Rega y a Isabel Martínez, porque para hacer masiva la cosa había que dar la lucha política.  Y que había que apoyarse en la historia de lo que eran los viejos militantes de San Fernando, Tigre, Virreyes; entramarse con la gente del APA y apoyarse en ellos para desarrollarse, porque serían los referentes naturales de un partido político peronista.  Y colocar también a alguien para que tuviera relación con la JP, la JTP, todos los frentes que tenía en ese entonces la juventud.  Bueno, me dijo el Nono, coincidimos con lo que decís y ese compañero para articular las relaciones vas a ser vos.  Y bueno, como era hacer algo con los viejos, con los que yo  tuve siempre excelente relación, acepté.  Y empezamos a abrir núcleos en los barrios, también gremialmente a través de la gente de JTP, que estaba muy concentrada en la cosa gremial y no veía el tema del partido.  Donde sí se dieron cuenta de la necesidad, fue en el gremio naval.  Tenían muchos compañeros que adherían a la Agrupación Alesio, acompañaban los movimientos, pero no participaban activamente.  Y fue como sumarlos por el lado del territorio, eran en su mayoría de Rincón de Milberg.  Así que en casa de Catalino, un compañero naval ya mayor, se armó el centro de operaciones del PPA.  Y allí estuvo Luis Venencio, Jaimito.  Los navales le ponían apodo a todo el mundo, son como los cordobeses.  Al Gordo la Fabiana, por ejemplo, le vino por esa mujer, Fabiana López, que cuando el marido ganó el PRODE la dejó.  Decían que era parecido, y le quedó el nombre.  Y Luisito Venencio estuvo a cargo del tema de navales y a mí me tocó con los grupos de los viejos y los territoriales de la JP.  Ahí había un grupo chico que se había armado con los que estaban en la organización y que se hacían cargo del trabajo de PPA, y eso funcionaba con el Nono Lizaso.  Y en el frente político concreto, se funcionaba con los viejos, con Arnaldo Lizaso como referente.  Estuvo Framini también.  Oscar Bidegain, de Buenos Aires y Jorge Cepernic, el de Santa Cruz.  Obregón Cano, de Córdoba; Martínez Vaca de Mendoza, Busti de Entre Ríos… alguno se me escapa, pero teníamos varios a nivel gobernación, en el PPA.  Y se avanzaba rápido, pese a la Triple A, no nos olvidemos del marco en el que nos estábamos moviendo.  Ya después de la muerte de Perón, se desataron con todo, teníamos muertos en todos lados.  Y no casualmente atacaban a referentes históricos, en La Plata mataron a Chávez y al hijo, el hermano de Gonzalo.  El papá había estado en el alzamiento del General Valle, un referente del peronismo combativo, asesinado por la Triple A.  Acá en San Fernando pintaron en el barrio “Si te afiliás al PPA, las tres A te van a reventar”, así de clarito.  Pese a eso llegamos a 350 afiliaciones, concretas, no invento, eran compañeros que venían, llenaban la ficha y la firmaban.  Se avanzó en ese poco tiempo con esa cantidad de gente.  Que fue la preocupación nuestra, cuando lo declaran ilegal al PPA, qué hacíamos con las fichas.  El Nono me aseguró que las iba a quemar, si pasaba cualquier cosa.  No sabíamos cómo iba a venir la mano, pero la veíamos dura.  Realmente ninguno tenía en la cabeza que iba a ser lo que fue, teníamos tantos golpes encima, que era uno más, y no lo fue

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A: Escuchando lo que decís, quería preguntarte por el papel de la prensa en ese entonces, que parece igual al de ahora, siempre tratando de deformar las noticias, si las Tres A hacían algo se lo adjudicaban a Montoneros.
G: Sí, han hecho cosas muy graves y se las adjudicaban a Montoneros.
A: Yo me acuerdo que cuando se organizó un acto en Huracán de San Justo, y estábamos esperando que nos pasaran a buscar en 197 y Panamericana, en la vespertina de Crónica, sale un titular grande diciendo que en la casa de Oscar Bidegain habían encontrado armas. 
G: Era difícil diferenciarlo, porque te hacían quedar pegado.  Una de las muertes que produjo la Triple A, muy perversa, fue estando vivo Perón, la de Carlos Mujica.  El 11 de mayo del 74, justo después del 1° de mayo y lo de la Plaza.  Había en efecto discusiones de Montoneros con Mujica en torno de la lucha armada, para Mujica había que terminar con eso.  Entonces la Triple A lo asesina y se acusa a Montoneros, para crear la imagen pública de que la organización quería la lucha armada y al que se oponía, lo liquidaba.  Y eso prendió en la opinión pública y algunos todavía lo siguen creyendo.  El 31 de julio lo matan a Ortega Peña, también.  Carlos Mujica estaba muy presente en toda la sociedad, por todo lo que había hecho durante la dictadura de Onganía, Lanusse.  La participación de él en la TV, era la cara visible del Mo
vimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo, aunque había padres que lo habían organizado, el padre Bernazza y otros, pero que no eran tan mediáticos como Mujica
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A: También quería preguntarte por el movimiento villero peronista, cómo habían entrado en las villas la discusión política.  Y cómo después el ejército hacía los operativos en las villas y desarmaban todo.  También nos falta la historia del movimiento villero, porque siempre se piensa que en las villas está lo peor de la sociedad.
G: El movimiento villero tuvo un referente acá en la zona, que fue el gordo Miguel Sánchez.  Murió combatiendo, en una pinza, él estaba armado y lo para el ejército y él se enfrentó y lo mataron.  El venía del comando Evita de San Martín, bastante de derecha.  En la campaña del 73, él salía a pintar solo, tenía un rastrojero todo destartalado.  Un día aparece en la 26 de Julio, en la calle Chacabuco, pidiendo pintura porque no tenía más.  Y justo estaba Oscar Vau, un compañero municipal, desaparecido, que estaba con una plantilla en terciado con las siluetas de Perón y Evita para pintar con aerosol.  Y se juntaron todos, con Manteca y Bochinche, el hijo de Graciuso, se subieron al rastrojero y fueron a pintar todos.  Y después terminó acercándose a los compañeros nuestros de San Martín y fue un referente del movimiento villero.  Aportó a la Tendencia.  El grado de inserción era muy alto, no casualmente se llevaron a los compañeros de los barrios, a todas las comisiones internas de las fábricas, el mismo día del golpe.  En navales, de Astarsa hay doce, de Mestrina seis, de Forte, en total son 26 los navales.  Y en los barrios le pe
garon a las mesas barriales que teníamos del PPA.  Por suerte con el Nono quemamos esas fichas, para que no cayeran en manos de nadie.
A: El partido Justicialista al PPA lo tenían como revoltosos, eso lo discutí bastante con otros compañeros.  El PJ jamás tomó una bandera de derechos humanos.
Ani, la compañera del Gallego
G: Mirá, yo viví lo que se llama el exilio interno, del que no se habló mucho todavía, todos comentamos de los compañeros que se exiliaron en Europa, o México, la de los quedamos es una historia que algún día habrá que contarla, no se habla de los que nos quedamos sobreviviendo con otras vidas, con otros trabajos.  Trabajábamos casi todos en negro, porque  con el trabajo registrado tu nombre aparecía en cualquier lado.  Con los compañeros con los que he hablado comentamos lo mismo, todos lo pasamos más o menos parecido.  Cambiando de provincia, de historia, para poder manejarnos.  Yo estuve en varios lados.  Cuando zafé por un pelo, es una historia muy larga, terminé metido en el monte de Corrientes, en un puesto de campo, aguanté seis meses hasta fines del 77, regresé y me metí a trabajar como peón de la construcción, después como sereno, (ahí era un poco mejor, porque ya tenía casa, ya tenía donde dormir).  Después conocí a mi mujer actual, Laura, en el tren.  Yo me había mudado a Lomas de Zamora, estaba alquilando una piecita allá con un amigo, tucumano.  Bueno, después nos fuimos con Laura a Mendoza, nuestros tres hijos nacen allá.  Siempre estuve con mi nombre, nunca tuve un documento falso. Yo me pego la vuelta en el 85, ¡Le tenía una desconfianza a la democracia! He pasado muchos operativos, rezando, te juro, pero se ve que en las listas de los que me crucé, yo no estaba.   Pasé muchos, en Córdoba sobre todo.  A mí la organización me manda ahí en el 76, fui con Ani, mi primer compañera, que está desaparecida, la madre de mi hija mayor, Jorgelina, que nació en Córdoba, estuve ahí desde agosto de 1976 hasta mayo del 77, que era un páramo, habían hecho un destrozo con la gente… Me habían mandado porque decían que necesitaban compañeros con experiencia territorial para organizar allá, y no quedaba nada, había dos chicas, de 15 y 18 años, del barrio de Ferreyra, que lo habían arrasado.  Hubo mucha matanza ahí.  También aparecieron muchos cuerpos en el barrio San Vicente, que era como la Boca de Córdoba capital, donde se hacían unos corsos famosos.  Pasamos por todas, cuando volvimos nos encontramos con una realidad de compañeros que faltaban por todos lados.  Los más queridos no están…Lo que voy a decir no es por acomodar los discursos, nosotros fuimos críticos de la conducción de Montoneros, hasta el ámbito donde pudimos, con otro compañero, Chacho.  Vos llegabas hasta determinado lugar, porque estabas compartimentado hacia los costados y tabicado hacia arriba.  Llegabas con tu crítica o tu acción hasta un lugar, si eso no subía vos no podías hacer nada más.  Lamentamos no haber podido contactarnos con Rodolfo Walsh en ese entonces, él lo puso por escrito todo, e hizo la crítica a la conducción.
Acá hubo un exterminio que fue más allá de Montoneros y el ERP, creo que fueron la excusa para imponer un modelo económico. Se llevaron a cualquiera, incluso a quien sólo figuraba en una agenda, pero no eran errores, lo hicieron a propósito, era la manera de generar el terror.  Hoy en las reuniones de la comisión (de la memoria de Zona Norte) nos encontramos con familiares que recién ahora hablan.  37 años después, que no habían hablado en su familia, entre ellos mismos, era como un tema que no se tocaba.  Ahora hay un marco político, un paraguas de derechos humanos, implementado a través de una decisión del gobierno, los juicios han ayudado, en el sentido de que te animás a hablar.  Antes eras como un leproso, por algo será, te decían, vos también, en qué te metiste…Eso fue muy duro para los militantes.  Una de las cosas que más me dolía de la dictadura, cuando estaba en el exilio interno, que lo veía por la televisión, era escuchar a Videla hablar, cuando hablaba de la “subversión apátrida”.  Yo siempre me acordaba la entrevista que tuvimos otro compañero y yo, con mi viejo, para que se fuera de casa, porque se lo iban a llevar.   Se van a llevar a un patriota, nos contestó.  Y mi compañero, Guillermo, que era más pesimista que yo, la veía más negra, le dijo, un patriota muerto no sirve para nada.  Y mi viejo dijo “Es un problema de ellos”.  Y visto lo que pasó, y sí, me digo, fue un problema de ellos.  Hoy están siendo juzgados y condenados en democracia, los que hicieron eso.  Pero el costo fue altísimo.  Yo por eso soy inflexible con la crítica a la conducción, y me animo a sostenerla porque la hice en su momento, me abrí, me fui a mi casa, no generé una fractura, no me fui a Lealtad, por ejemplo como se fue el Turco Bey, o el Pato Marini.  A mí los de Lealtad vinieron a verme a casa y yo les dije que iban a ser furgón de cola del vandorismo, porque no había otro espacio.  No se veía otro lugar donde ir.  Después terminé volviendo por los afectos, todos mis mejores amigos estaban ahí, algunos habían empezado a militar conmigo, como Guillermo Parejo con la agrupación de municipales, Oscarcito Bau, Ani, mi compañera.  Y una de las cosas que me hizo volver, luego de estar más que nada con la agrupación gremial, fue cuando lo matan a Julio Troxler en septiembre del 74.  Julio, sobreviviente de los basurales de José León Suárez, asesinado por un gobierno que se decía peronista…Lo matan las tres A.  Willy me vino a ver, consternado, mirá lo que pasó con Julio.  Salimos a pintar contra las tres A, compramos un aerosol.  Iba a venir con nosotros María Elena Prado, una compañera municipal, pero a último momento no quiso, estaba muy asustada con lo que estaba pasando.  Y fuimos los dos, Willy vigilaba y yo pintaba.  Y lo hicimos en el colegio normal, escribimos “Lo que no hizo la fusiladora lo hicieron las Tres A traidoras”.
A: A propósito de lo que decís de esa compañera, que a último momento no quiso ir, y Uds. lo aceptaron, no la trataron mal.  Porque hay una creencia general de la sociedad es que a los compañeros se los forzaba para hacer determinadas cosas.  Pero no era así, cada uno daba hasta donde llegaba, nadie obligaba a nadie.
G: No, eso no pasaba.  Yo soy crítico de muchas cosas que pasaron, y en la medida que yo participé, también soy autocrítico.  No me desligo de mi participación, si no estaría dibujando un discurso.  Nadie nos obligaba, todos sabíamos lo que hacíamos y a qué nos exponíamos.  No dimensionamos el terrorismo de estado, eso es cierto.  Pensamos que era un golpe más.  Incluso había compañeros que incluso decían que había que buscar el golpe, que de una vez se vaya Isabel, como para que quedara en blanco y negro la cosa, pero no pasó así, quedó todo mezclado.
A: Hoy estuve hablando con David Ramos, que fue sobreviviente de Taco Ralo, y había estado en la resistencia, y lo que destacaba él que fuimos muy ingenuos de incorporar compañeros sin saber quiénes eran en realidad.
G: Sí, la infiltración existió.  La mayor la sufrió el ERP.  El capitán del ejército que patea la puerta y los mata a Santucho y el grupo era un miembro de alto rango del ERP.  Leonetti.  Y lo tenían en el ERP como un cuadro militar excepcional.  El ataque a Monte Chingolo se hace sabiendo que estaba cantado, van igual.  Una cosa delirante.  Había muchos indicios de que eso estaba filtrado, los estaban esperando. Se cometieron errores gravísimos, sobre todo los políticos, que tienen su origen en lo ideológico.  Yo creo que hubo una lucha de clases no declarada en la organización, pero terminaron conduciendo los compañeros criados en familias de clase media alta, antiperonistas.  Esto lo digo referente a Montoneros, del ERP no hablo porque eran otra cosa, los respetábamos, pero no compartíamos su análisis del peronismo.  Yo nací y me crié en una casa peronista, mi viejo luchó en la resistencia, no iba a negar al peronismo.  Cuando en una reunión de columna yo planteé bajar el tono en contra de Perón, fue después del discurso del 1° de mayo, acompañar lo que nos parecía positivo y el resto dejarlo pasar.  Girondo, que le decíamos Mateo, es un sobreviviente de la ESMA y fue jefe de columna, era pariente de Oliverio Girondo, su sobrino nieto, me dijo que esa era la teoría del infiltrado.  Pero yo no era infiltrado de ninguna manera, lo que creía era que había que bajar el enfrentamiento con el general, fue un error estratégico.  Si no se hubiera actuado así, no sé qué hubiera pasado, yo creo que la masacre venía igual, porque era una decisión de EEUU, no pasó sólo acá: Bolivia, Perú, Uruguay, Chile, Brasil.  Es densísimo esto, a veces hay que respirar profundo para seguir, pero el ejercicio de la memoria implica que las experiencias se traslade, si no, es como dice Rodolfo Walsh, ellos quieren que una lucha quede aislada de la otra, entonces siempre se está empezando de nuevo, de cero.  Pero porque no hay continuidad.  Yo creo que en la conducción nuestra hubo mucho libro leído de apuro, mucho izquierdismo libresco, mucho mayo del 68 y poca historia argentina.  Las montoneras federales, Irigoyen, la resistencia peronista, todo está conectado.  Cuando yo volví de Mendoza, a ver qué era eso de la democracia, a ver a mi hija Jorgelina, que se crió con los abuelos maternos, por suerte no la perdimos, tenía dos meses cuando cayó Ani.  El 24 de abril del 77 nació ella y Ani fue secuestrada, a los 22 años, el 6 de julio.  Ella también militaba en el PPA y era aspirante de Montoneros.  Ana Olga Cepeda.  Cuando volví hablaba con Daniel Arballo, hermano de Carlos Arballo, de familia radical histórica de Tigre, que se hicieron peronistas, estaban en la JP, en la Tendencia.  Me decían que había que olvidarse, que cuando Mitre y Sarmiento pasaron la garlopa con los caudillos, pasaron 50 años para que en el 16 apareciera Irigoyen.  Acá, olvidémonos por 50 años, estos pasaron la garlopa también.  Ahora, la sociedad argentina reaccionó antes, eso es lo que hace optimista, por eso sigo haciendo cosas, siluetas, baldosas.  Seguir en el gremio de judiciales.
Yo estoy a pleno con este gobierno, del 2003 para acá estoy a pleno con Néstor y Cristina, pero les faltan cosas, otras se hacen mal, y falta la camada de cuadros.  No es un problema de administrar, acá tenés que luchar contra las corporaciones, como decía Perón, para hacer una tortilla tenés que romper unos huevos, y realmente hay que pelearse.  Por eso cuando dicen, son crispados, ¿qué crispados? Estamos enfrentados, no podemos estar todos juntos nunca.  Porque ellos pretenden un modelo de país y nosotros otro. Cristina dijo la otra vez que nosotros somos los derrotados de Caseros.  Y sí, somos ellos, su continuidad, del federalismo de Rosas que perdió en Caseros con Urquiza, el gran traidor de la causa federal, con la caballería brasileña en primera línea, que se venía a cobrar la derrota de Ituzaingó.  Esas cosas nos faltaron a nosotros en la conducción nuestra: saber de dónde venimos y aprender de ello.  Porque también con Irigoyen, a quien reivindicamos, fue posible la Patagonia rebelde, la semana trágica de los talleres Vasena, donde se dio vía libre a la Liga Patriótica de Manuel Carlés para que vaya cazando obreros a los tiros.
José Graciuso, un compañero de mi papá, uno de los viejos históricos, se había formado en el gremio de la sanidad, junto a Amado Olmos, que fue uno de los mejores diputados que tuvo el peronismo en los años 50, de extracción obrera.  Y Amado Olmos era trotskista, pero cuando apareció Perón, se hizo peronista.  Y al lado de él se formó Graciuso.  Y cuando yo andaba con el tema del PPA, me decía que a veces hay que dar un paso atrás, para después avanzar dos.  Y eso es lo que faltó, no sé por qué a la conducción le agarró esa ansiedad por disputarle el poder en vida a Perón.  Si Montoneros no lo hubiera enfrentado al viejo, estábamos referenciados en el movimiento peronista con posibilidades de conducirlo.  Del movimiento, no de un partido.  Éramos como un tren bala y nos frenaron de golpe en el palco de Ezeiza, en junio del 73.  Fue el primer golpe contra la pared, no tanto por lo que pasó en el palco, sino por el discurso de Perón del 21 a la noche.  Ahí había que haber parado la pelota.  Pero empezamos a putear, nos cagó.  Yo recuerdo que el ERP siguió accionando militarmente aun estando Cámpora.  Algunos compañeros municipales que olfateaban cómo era la cosa (yo negaba que era monto, yo siempre decía que era de al JP, la JTP), me decían ¿qué les pasa, se achancharon?  Porque no accionaba Montoneros, del 25/5/73 en adelante, y estaba bien.  El primer hecho militar que se produce, es el asesinato de Rucci.  El 23 de septiembre, Perón, con Isabel, saca el 62% de los votos en las elecciones, y el 25/9, Montoneros lo mata a Rucci.  Antes de la fórmula Perón-Perón, también había habido discusiones.  La organización había propuesto Perón - Balbín, que pensaban muchos que era una locura, porque Perón estaba viejo, si se moría, asumía Balbín.  Pero la fórmula de unidad era esa, que de alguna manera Perón, cuando se abrazan, da como una señal de su posibilidad.  Perón junta a todo el arco político en La Hora de los Pueblos, dejando a los militares aislados.  Yo creo que Perón, visto a la distancia, de última era lo que él decía, un león herbívoro, un pacifista.  Y no tomamos en cuenta en ese momento nosotros, para apoyar esto que digo, que cuando Evita viaja a Europa, compra en Bélgica las 5000 pistolas para las milicias obreras que quería organizar.  Las trae y a su hombre en la CGT, Armando Cabo, el padre de Dardo, le encarga que las arme, cada sindicato tenía que mandar diez hombres de total confianza, seguros, para empezar a ser adiestrados por los suboficiales de Campo de Mayo.  Y Perón incauta las armas y se las entrega al ejército.  Y era Evita la que había hecho eso.  Ella, en “Mi mensaje”, el libro que dicta cuando estaba en cama, muriendo, habla de la traición de la iglesia y la del ejército.  “La razón de mi vida” es un libro que se escribió para la señora de Einsehower y que después se adaptó, en “Mi mensaje” está el pensamiento real de Evita.  Tenía una inteligencia natural, sin estar formada, sin haber leído ideas de otros, a veces vos decís que estás formado y lo que hiciste fue leer un montón de ideas de otros que al final son un lastre, te tenés que leer diez tipos que pensaban cosas, para después saber qué pensás vos.  Pero ella tenía el olfato de la clase.  Dirán que es resentida, no sé, pero que la tenía clara…Los discursos de Evita son maravillosos, las cosas que ha dicho.
Perón apoyaba a la juventud revolucionaria en los discursos antes del retorno, para aislar a los milicos.  Tenía una controversia grande con John William Cooke, el ideólogo de la lucha armada del peronismo, un cuadrazo.  Pero estaba muy influenciado por la revolución cubana.  La situación era distinta acá, teníamos el ejército, la marina, fuerza aérea, prefectura, gendarmería, todas las policías.  Y Batista tenía una guardia.  Además al principio a Fidel EEUU lo apoyaba, acá no.  Y no iban a permitir otra Cuba acá.  Y la correspondencia de Cooke con Perón termina a las patadas, porque lo empieza a criticar de frente.  Yo no sé qué es mejor, pero yo no puedo dejar de quererlo.  El 1° de mayo yo fui a la plaza cuestionando a Montoneros.  Yo pensaba que era una locura enfrentar a Perón de esa manera, ir con la consigna “Qué pasa, qué pasa, qué pasa general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”.  Había un par, pero lleno, bueno.  Y al final, terminé retirándome con ellos, porque tampoco te podías aguantar lo que estaba diciendo.  Fue un exabrupto de Perón, porque en el discurso del 12 de junio, ya es otro Perón, cuando fue a despedirse, se estaba muriendo.  Era otro, volvemos para atrás, no pasó nada en el medio.  La diferencia entre ambos discursos es muy grande.   
La bomba en casa, viene por la acción gremial nuestra.  Con la agrupación teníamos la posibilidad de ganar el sindicato.  La primera elección que fuimos, le hicimos la vida imposible al tano Vitale, que iba por la reelección como secretario general.  Ellos estaban haciendo un padrón inflado y nosotros fuimos con un escribano y labramos un acta porque estaban falsificando el padrón.  Intervino la federación, paró la elección, e intervino el gremio.  Pero mandó de interventor a Lopecito, que fue intendente de Vicente López, quien operó y le armó todo al tano Vitale, le hizo todo prolijo para que pudiera convocar a la elección.  Había otras cosas por las cuales nosotros podríamos haberla impugnado, pero decidimos seguir adelante, para ver qué pasaba, era la primera vez que nos presentábamos.  Perdimos, pero sobre 400 votos sacamos 175, casi el 50% por ciento, para la primera vez estaba muy bien.  Y después seguimos accionando gremialmente.  Y hubo un conflicto porque el intendente manda una propuesta al Concejo Deliberante, que la aprueba por unanimidad, se aumentan tres veces los sueldos, de directores para arriba.  Que la ley orgánica municipal lo admitía, decía que era posible ganar hasta tres veces, pero no que tenés que hacerlo.  Ellos lo querían imponer.  Nos enteramos de eso, los chicos de liquidación nos avisan, y empezamos a armar la protesta.  Vitale no tiene más remedio que ponerse al frente del reclamo.  El era secretario general del sindicato y primer concejal del PJ, presidente del bloque.  Estaba de los dos lados del mostrador.  Se armó una comisión de reclamo, donde obtuvimos la mayoría.  Armamos el conflicto nosotros, ocupamos la municipalidad dos días.  Y nos declaramos en asamblea permanente.  Esto era en el 73.  Y logramos que anularan la ordenanza y un aumento general de 50 pesos.  Con esta acción, el triunfo de la agrupación estaba cantado.  Nos agarraron a tiros en la puerta del sindicato, tuvimos varios heridos.  Pero no daba para el enfrentamiento, los compañeros no bancaban eso.  Y esa misma noche ponen la bomba en la unidad básica, la 26 de julio, que estaba delante de mi casa.  Atrás vivíamos nosotros.  Y a partir de ahí mi mamá empieza con un pico de estrés, como le dicen ahora, antes se decía que se había enfermado de los nervios.  Aparte de las amenazas, siempre la figurita para matar era yo,  me cargaban diciendo que tenía un círculo en la espalda.  Y mi mamá tenía miedo de verme muerto de un escopetazo en la vereda.  Y bueno, eso empezó, eso fue en noviembre del 73 la bomba, y el 2 de marzo del 74 mi mamá murió.  Así que costos, ya veníamos teniendo…
A: Con lo que vos contás, de los sindicatos, en los navales también pasaba lo mismo, había burocracia, como ahora, siempre la derecha ganando los sindicatos.  Los trabajadores luchan, tratan de llegar a la conducción y les pasa lo que les pasó a ustedes.
G: Las listas de despedidos de las empresas, siempre el informante es el sindicato.  Y después a los compañeros que son combativos, las empresas se pasan la información entre ellas, y no trabajan más.  Nosotros luchábamos contra los sindicatos, los considerábamos una de las ramas del poder.   El sindicato de San Fernando estaba enganchado con la trata de personas, la prostitución.  Tenía varias cosas.  Y nosotros queríamos terminar con eso.  Después tiraban para arreglar por plata, y nosotros no, nunca.  No sé, será ir por todo y al final te quedás sin nada, pero ir al arreglo, avalar eso, no podías.  Tener que tener estómago para hacer esas cosas.
A: En mi barrio, se llevaron a tres pibes.  Todo el entramado de Don Torcuato, se llevaron a siete pibes, todos del PPA.  Toda la organización desapareció de ahí.  La zona Norte era muy combativa, y cuando después ibas los 24 de marzo, no había nadie, aniquilaron todo.
G: Fue muy duro, familias referenciales, por ejemplo los Graciuso, tenían dos hijas.  José murió de viejo, lo llevaron y lo soltaron.  Pero se le llevaron el hijo, Bochinche y al yerno, Jorge Luis Moltrancio.  Bochinche era su hijo preferido, el militante.  Y Manteca era Daniel Domingo Torres, que siempre andaban juntos Bochinche y Manteca, después con Jorge, que creo que le decían Batata, habían formado un trío de payasos, para entretener a los pibes.  Hacíamos teatro, acá está Titi Merello, que después fue director de cultura de Vivian, en la vuelta de la democracia, y ahora está haciendo una película sobre el tano Mastinú, el naval.  Tití tenía un grupo de teatro, con Carlitos Suárez, y el gallego Gonzáles y otros, y estaban ligados a Gené, Carella, el grupo Stivel, Marilina Ross, Alfaro, y ellos hacían teatro pero trataban de que se armaran grupos en los barrios, que la gente actuara sus problemas.  Y en una de esas armaron el trío, Bochinche, Manteca y Batata.  Ellos eran militantes territoriales, están los tres desaparecidos.  Junto con ellos se llevaron a Miguel Angel Coronel, uno de los viejos, compañero de mi papá.  Había sido un cuadro gremial, en el SMATA, enfrentado a Dirk Kloosterman, que lo mata el ERP 22 antes de la asunción de Cámpora.  Incluso Jorge Moltrancio fue una de las apoyaturas que yo tenía en la juventud del PPA en Virreyes.  Estaba casado con Bety Graciuso, una de las hijas de José, tienen un hijo, Gustavo, que ahora se está juntando con los pibes de Patria Grande. 
Coronel y Graciuso estaban relacionados con Manuel Belloni y Diego Frondizi, que fueron asesinados en  1971 en Rincón de Milberg.  Ellos estaban ligados a las FAP, que es el primer grupo guerrillero que tomó una forma organizada, donde también estuvieron Carlos Caride y Envar Cacho El Kadri.  Ellos tenían un grupo de trabajo en los barrios que era el Peronismo de Base, el PB.  Ellos estaban por el peronismo sin Perón, la alternativa independiente.  ¡Si habremos discutido por ese tema!  Ellos lo llamaban la alternativa independiente de organización de la clase trabajadora.  Ese era el planteo del PB. 
A: Por ahí no estaban muy equivocados, armar todo el tema del entramado del territorio es fundamental.
F: Sí, por supuesto.  Eso es lo que levanta después la JP nuestra, la del 70.  Porque la historia no empieza cuando uno llega, viene de antes.  Previo a la JP también estuvieron el flaco Espina, Gustavo Rearte, Dardo Cabo, que después se incorporó a la Tendencia.  Los grupitos surgían por todos lados, eran grupos de amigos, compañeros de estudio o de laburo, amigos del barrio, cuatro o cinco.  Cada uno tenía su grupo.  Después nos juntamos todos. Cuando Perón lo nombra secretario de la juventud a nivel nacional a Galimberti, él tiene su grupo que se llamaba JAEN, Juventud Argentina por la Emancipación Nacional, con Beto Ahumada, Mario Herrera, y otros.  Mario viene para acá a armar la Zona Norte.  Y empieza a tener contacto con nosotros, ya estaban enganchados los Lizaso,  Y bueno todos lo elegimos al gordo Miguel Lizaso como delegado de Zona Norte, por respeto a la familia, la historia de Carlitos, muerto en los basurales de José León Suárez.  Mario Herrera se asienta en Garrote, en Tigre, con el grupo del Oso González y otros más arman la Villa Garrote.  Y se extienden.  Después había otros grupos en la parroquia de Carupá, alrededor del padre Pancho Suárez.  Estaba Santiaguito Ibáñez, municipal con nosotros también. Nosotros también nos juntábamos con el cura Vicente Adamo, en la parroquia del Carmen.  A Adamo lo envía el obispo Aguirre, para tratar de calmar las aguas en el barrio, que habían agitado Rafael y otro más, no recuerdo el nombre, dos curas obreros, que trabajaban uno de metalúrgico y el otro de carpintero.  Ellos tenían la postura de la Juventud Obrera Católica, y Aguirre, queriendo destruir todo eso, lo manda a Vicente Adamo.  El llega y es peronista, y además malhablado, un cura, malhablado y peronista, ¿qué es esto? decía la gente del barrio.  Nos empezamos a juntar con él, mi viejo, Coronel, yo.  Y las aguas no sólo no se calmaron, empezaron a hervir.  Por esa parroquia pasaban todos, era el descanso del peregrino.  Venían Ongaro, Guillán, la gente del ERP, nosotros, la Juventud Radical Revolucionaria, que estaba optando por el peronismo: Jorge Vargas, el Gordo Bengio, que hacía un cuadernillo llamado Qué Pasa, donde comentaba las cosas del barrio y política en general.  Y ellos se hacen peronistas yendo a las charlas de Hernández Arregui.  En su libro Formación de la conciencia nacional, en la parte de apéndice de cartas está la que ellos le mandan, Carlos Arballo, Guillermo Tello Rosas, Goldemberg y Jorge Vargas, donde le cuentan a Hernández Arregui por qué se incorporan a la JP desde el radicalismo.  Volviendo a Adamo, él viene antes de que se forme el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, pero cuando éste empieza a formarse, él lo trae a Bernazza, uno de los fundadores del movimiento, y dio un par de charlas, se juntó toda la feligresía católica de San Fernando, y venían los de la parroquia Aranza, la crema de San Fernando, que estaban escandalizados por lo que decía Bernazza. Una vez, Aldo Gioto, un peronista medio facho, él decía que era facho y estaba bien con eso, le planteó a Bernazza una pregunta, empezó padre, que las masas peronistas y fue interrumpido por la mujer de Lucio Graham, de la Aranza, diciendo masacote, diría yo.  Le salió de adentro, nos reímos tanto.
A: Me sorprende la memoria que tenés.
G: Y lo que pasa es que son cosas tantas veces pensadas y repensadas.  Faltan tantos compañeros, mi viejo era un compañero, sabés.  Recién ahora tengo una foto de él acá, a partir de que colocamos la baldosa.  Tampoco habíamos hecho nunca un recordatorio en Página 12, en el 2012 fue el primer año que lo hicimos.  Y cuando lo queríamos hacer pregunté si había alguna foto de mi papá, y me dieron una que estaba en un congreso de empleados de Comercio en Mar del Plata, en el año 67.  Y de esa foto, los compañeros de la comisión sacaron la de él, la escanearon, la ampliaron y me regalaron el cuadrito.   Y por eso ahora tengo una foto de mi viejo en el comedor.  De mi primer compañera, Ani, no tengo nada.  Tenía una solamente, que se la regalé a mi hija, Jorgelina, un día de la madre, porque los abuelos tampoco tenían fotos de ella.  Cuando ella desapareció estábamos juntos.  Yo no tenía buena relación con la familia de ella, porque el padre era amigo del tano Vitale, era del PJ, había sido concejal, pero nada que ver con nosotros.  Pero les llevamos a Jorgelina para que la conozcan, cuando volvimos de Córdoba, el 20 de junio, nos encontramos con ellos.  En esa época ya estábamos clandestinos los dos. A Ani se la llevan por primera vez dos o tres días después del golpe.  Caen a Pacheco, ella vivía con el turco Carlos Abraham y la mujer y a unas ocho cuadras vivía yo con el loco Héctor y Moni, (quienes continúan desaparecidos) ya no podíamos estar en las casas.  Los militares habían encontrado los nombres de Ani y Willy en la agenda de un alumno del normal.  Primero fueron a la casa de los padres, y el padre los llevó a Pacheco.  Nosotros desconocíamos que la familia sabía dónde estaba,  aparentemente un día que llovía Ani los fue a visitar y el padre la llevó hasta donde estaba viviendo.  Y el propio padre llevó a la patota.  No es que lo hayan apretado, los lleva por su voluntad.  No es que fuera un delator, era la mentalidad de él, era un Cepeda y se creía que podía bancar cualquier cosa, que porque era la hija de él no le iban a hacer nada.  Se la llevan y la dejan en la casa de los padres.  A  Carlitos y a la mujer, María del Carmen, que estaba a punto de tener familia, como con los nervios le empiezan a dar contracciones, los llevan a una clínica de Victoria, y los dejan a los dos ahí.  Cuando estaban en el auto de la patota, el loco Héctor los ve en el auto y se acerca, y María del Carmen le dice que el señor los estaba llevando a la clínica que estaba todo bien, pero le habrá hablado con un tono especial, o raro, y Héctor se da cuenta de que algo estaba pasando.  Entonces Héctor se va con la moto hasta la casa de Carlos y María del Carmen y ve la puerta abierta, todo revuelto.  Y ahí confirma su sospecha.  Cuando yo vuelvo me encuentro con él y me cuenta lo que pasó, y decidimos levantar todo y volver a San Fernando a ver qué pasaba.  Acá ya sabían que la habían traído a la casa de los viejos.  En Sobremonte y Moreno.  Y fuimos a la casa de la Coca García, una vieja histórica del peronismo que nos advirtió que estábamos en peligro si nos quedábamos en el barrio, porque la tenían a Ani en la casa.  Y bueno, era eso lo que queríamos confirmar, y nos fuimos, sin saber qué hacer.  La llamamos a Ani por teléfono para que intente salir, irse, pero ella no quiso, porque le habían dicho que si intentaba fugarse le iba a pasar algo a los padres.  Después nos enteramos por un colimba amigo de la familia que los grupos, los Falcon, salían del CEF, del Centro de Educación Física N° 1, que está en Almirante Brown y Libertador.  Y esa noche decidimos rescatarla, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar.  Pero vinimos en dos coches a buscarla a Ani y la sacamos.  Esto fue combinado con Carlos y María del Carmen, que se iban de la clínica.  A ellos les habían dicho que se tenían que presentar al día siguiente en la comisaría primera de San Fernando.  Y ellos se van, porque si sacábamos a Ani, era evidente que les iban a hacer algo a ellos.  Se van a la casa de Cristina Aldini, una compañera sobreviviente de la ESMA que está ahora en la Comisión por la Memoria.  Después Yoli, (otra compañera que estuvo en Campo de Mayo secuestrada, continúa desaparecida pero algunos sobrevivientes la vieron), que era médica, les consigue una clínica en San Martín y General Paz para que nazca el bebé, Martín, que hoy es abogado, tiene hijos, vive en Córdoba.  Y Ani queda con nosotros, se va conmigo a Córdoba cuando a mí me mandan en agosto del 76.  Ahí queda embarazada.  El 24 de abril de 1977  nace Jorgelina en Villa Carlos Paz.  Que tuve una suerte ahí, yo de Córdoba lo único que sabía era el nombre, nunca en mi vida había ido.  Fuimos a una cita con el compañero que me iba a dar las instrucciones para ir para allá, me dice que primero me vaya a Carlos Paz, que nos hiciéramos pasar por una pareja de luna de miel, paseando y después andá para la capital.  Hago eso, nos fuimos a Carlos Paz, nos metimos en un hotelito y salimos a caminar, a buscar el cucú.  Vamos yendo para ahí y de golpe escucho ¡Gallegooo!  Y era la hermana de Carlitos Abraham, que se había ido para allá, con toda la familia.  Y Graciela me pregunta dónde estábamos y me lleva al departamento donde estaban Carlitos, María del Carmen, nos reencontramos todos.  Y ellos no militaron nunca más, pero fueron la apoyatura que tuve cuando nos tocó de cerca la represión en Córdoba.  Me sirvió para sobrevivir estar en Carlos Paz con ellos.  El destino, encontrarnos ahí.  Y cuando volvimos de Córdoba, duramos muy poco.  El 24 de mayo la inscribimos a Jorgelina en el Registro Civil y el 28 de mayo llegamos de vuelta a Buenos Aires, para armar Zona Norte otra vez.  Mirá la locura nuestra, era un grupo en que estábamos el Gordo La Fabiana, Willy Parejo, Alicia de La Porte-la gorda Silvia, (todos estos desaparecidos), Martín, que era de la facultad y yo.  Ese era el grupito que tenía que rearmar Zona Norte, donde no quedaba nada, estaban todas las puntas sueltas.  El 5 de julio cae Silvia junto con Beatriz Hernández Saba, una piba uruguaya, cuya madre, Sisí,  también había sido secuestrada.  Con ella y el gordo La Fabiana estaban Fernando, el hermano, y Andrea, la más chiquita de los Fernández Saba, el hijo de Miguel Sánchez, que ya había caído, también Gonzalo y Virginia Irurtia, que eran los hijos de la gorda Silvia.  Caen ellos y esta piba Bea los lleva a Del Viso, donde estábamos nosotros.  Nos habíamos amontonado en una casa vieja, en Villa de Mayo.  El gordo La Fabiana arreglaba heladeras, lavarropas, junto con el cuñado del gordo Miguel Sánchez, me sumé  yo.  Después fuimos a Del Viso a una prefabricada que tenía el cuñado de la esposa de Miguel Sánchez, que era colectivero, y ahí estábamos, hasta conseguir algún laburo.  Todo lo que pude hacer fueron dos reuniones, no había casi nadie, con Bichi y Mantecol, dos militantes de la villa Uruguay de San Fernando, que después me enteré que están vivos.  Lo supe a través del libro de Bonasso, Recuerdos de la muerte, en la parte en que cuenta cómo sobrevivían los que estaban en la ESMA, y habla de dos lúmpenes, (risas), Bichi y Mantecol, que los tenían los milicos para mano de obra, de carpinteros, albañiles, para hacer laburitos en la ESMA.  La verdad que siempre estaban peleándose.  Mantecol está ahora con la 26 de Julio, de Scarpatti, tienen una unidad básica en San Isidro.  El Bichi no militó más, tiene una agencia de remises en San Fernando. 
De la casa del Del Viso se llevaron a la mujer del que estaba en la casa, a la esposa de Miguel Sánchez y a Ani.  Dejaron a todos los chicos. Yo  no estaba, había salido a ver qué pasaba con la gorda Silvia, por qué no había vuelto.  Por seguridad, deberíamos habernos ido todos.  La patota salió de la casa de Villa de Mayo y se fue para Del Viso.  Cuando a las 12 de la noche llegó la Fabiana me preguntó por Silvia, y yo le contesté que si era por la gorda, yo seguía durmiendo, le tenía una fe ciega a ella.  Y no fue ella la que cantó el lugar, fue Bea.  Se ve que a Silvia la venían siguiendo de una cita, en una pizzería en Munro, en Ugarte, antes de la estación, venía la patota siguiéndola.  Y estos venían paseando, Beatriz, Armando Saire, (el compañero de Rufi, que ya no estaba más con la Fabiana, hacía tiempo), y con Román, un pibe que era de la Capital y zafó porque el padre era militar.  Ellos la ven a Silvia en la pizzería y entran.  Román zafa porque se va a poner en la victrola música y Armando también se salva porque fue al baño, que estaba arriba.  Así los militares entran y las agarran a Bea y a la gorda Silvia y Armando cuando sale del baño, ve todo el revuelo y pega un salto para atrás, un milico se da cuenta y lo hiere en una pierna.  Pero herido y todo salió por el ventiluz del baño y se escapó por los techos.  No sabía cómo había hecho para pasar por el ventiluz.  Armando da el aviso y por él nos enteramos de la caída de la gorda Silvia y Bea.  Y ésta los lleva primero adonde vivían Armando Saire y Rufi, porque estaba viviendo con ellos.  Y después los lleva a Del Viso.  En septiembre desaparece Aldo, el gordo La Fabiana, no sabemos cómo, si fue en una cita, en la calle, no se sabe.
A: Hay muchos compañeros que no se sabe cómo cayeron, qué les pasó.
G: Por ejemplo Salvador Miguel Scarpato, el pelado Pancho, era un compañero que tenía mucha experiencia gremial, venía de las FAP, después se integró a Montoneros y fue uno de los que armó la agrupación ceramista, que ganaron el sindicato en San Fernando.  De él lo que se sabe es que estaba en un bar de Boulogne, pero cómo fue, no hay manera de encontrar a nadie que sepa qué pasó, ni siquiera sabemos la fecha.
Yo creo que la crítica de la lucha armada es la primera autocrítica que tenemos que hacer los que pasamos por la historia.  Después estuvimos en un callejón sin salida  y sobrevivimos como pudimos.  El delirio de la conducción de Montoneros, de mandar la contraofensiva, a todos los compañeros que engancha en Europa y hasta en México, que vuelven acá a pelear a la nada, porque no había nada acá, aterrizaron en la nada.   Tenían una mala lectura de la realidad, yo creo que venía ya mal desde el enfrentamiento con Perón.  Hay una interpretación que va por el lado del tema de la edad, que éramos muy jóvenes, pero la conducción no la ejercían chicos de 25 años.  El pelado Perdía, no tenía esa edad.  El más joven era Fernando Vaca Narvaja.  Nosotros pensamos que el número uno debería haber sido Carlos Alberto Hobert, el Pingulis.  El venia del grupo de Sabino Navarro, uno de los grupos fundadores.  A Sabino lo mata la dictadura de Levingston, él también podría haber dirigido, pero murió muy pronto.  Pero tampoco nosotros le dábamos demasiada importancia, a quién dirigía y quién no.  No estábamos en eso.
A: Eso hay que resaltarlo, porque ahora veo como una tendencia a querer figurar.  Antes no existía esa ambición de poder.
G: No, no estábamos en eso.  Pero después, pensando, cuando vas leyendo, vas rearmando tu historia, acomodando cosas.  Hobert cae con Raquel, que fue mi primer responsable, los matan en un tiroteo en Castelar.  Raquel antes de caer le entrega el hijo a los represores.  Hay un video que hicieron los compañeros del Oeste, que se llama Tiroteo en Castelar, que cuenta cómo fueron los hechos, reconstruidos más que nada por los vecinos, ya que estaban los dos solos en la casa.  Digo esto de Hobert porque era más movimientista, tenía más la comprensión del conjunto, de que Montoneros no era todo, sino sólo una parte del movimiento Peronista.
De lo que yo no me arrepiento es de la esencia de la lucha.  Eso es lo que les agradezco a Néstor y Cristina, que hayan puesto eso en valor otra vez: la lucha contra el estado injusto, volver a tener un estado de bienestar.  Acá hubo un capitalismo nacional en serio, que fue el gobierno peronista.  Yo tomé nota cuando Néstor, al asumir, dijo que venía a construir un capitalismo nacional.  Yo no sé lo que es el socialismo del siglo XXI de Chávez, si es el justicialismo de los 50.  El capitalismo nacional acá hubo, del 45 al 55, y lo derrotaron con un bombardeo en la Plaza de Mayo. Y ametrallamiento, en la segunda pasada ametrallaron directamente a la gente que estaba en la calle, y no había guerrilla en el país.  O sea que la violencia de la derecha, no le hace falta tener excusas para ejercerla, y a qué están dispuestos… Willy siempre me decía, son más hijos de puta de lo que vos pensás, son de hielo.  Si tienen que tomar una decisión, no importa el costo.  Y todavía lo siguen pensando, no les da para sacar los milicos a la calle, porque está tan deteriorada la imagen de ellos, pero acá hay que defender las elecciones legislativas de 2013, no hay que entrar todavía en las discusiones por 2015, esperemos que falta todavía.  Yo quiero que se mantenga la mayoría en las cámaras, porque acá están jugando a Honduras o a Paraguay.  Van a jugar al golpe institucional, que lo desaprovecharon cuando tuvieron esa mayoría en 2009, que tanto compitieron que se anularon entre ellos mismos y Cristina con dos iniciativas, la ley de medios, el matrimonio igualitario, los descolocó.  Pero no podemos siempre fugar hacia adelante, tenemos que mantener la mayoría en las cámaras, aunque digan que es una dictadura, qué me importa.  Hay que pensar que también por algo armaron la quinta flota, que está navegando por el sur.  Por ahora están ocupados con Medio Oriente, con Afganistán, con Irak, empantanados en eso.  Pero a nosotros también nos tienen en mente.  Juguemos a la democracia mientras el lobo no está.  Pero tenemos que aprovechar el tiempo en revisar la historia, ponerla lo más honestamente posible en la mesa, aprender de lo que pasó. Ahora somos fuertes en el número.
Tuvimos la primavera camporista, que duró 47 días.  Bidegain duró un poquito más.  En 28 años, del 55 al 83, sólo tuvimos esos 47 días, después estuvimos siempre tirando cascotazos de afuera.  O sea que sólo durante ese breve tiempo pudimos contar con la estructura del estado para hacer algunas cosas. 
En cuanto a mi viejo, yo hablé cuando pusimos la baldosa en la casa, el 15/12/2012, y a las dos o tres semanas de eso, me pararon unos vecinos y me preguntaron si lo que yo había dicho lo tenía escrito.  Yo no lo tenía, había hablado según lo que recordaba de él.  Me dijeron que era una pena, porque les gustaría tenerlo, para recordar lo que había pasado en el barrio, la gente que había nombrado.  Y me hicieron pensar, y me puse a escribir.  Los muchachos que estuvieron en la colocación de baldosa, lo filmaron, pero igualmente lo escribí e hice unas copias, porque queríamos que cada baldosa que colocamos tenga su archivo.  Se están editando libros.  Y esto es más o menos lo que yo dije ese día:
“Me toca recordar a César Nieto como hijo y como compañero, que eso fuimos en sus últimos años.  Era hijo de un madrileño, Ramiro, y de una gallega de Vigo, Purificación. Tuvo varios hermanos y a los diez años la desgracia de quedar huérfano de padre.  Dejaron la casa de Villa Urquiza y llegaron a San Fernando.  Con sus hermanos comenzaron a trabajar de chicos.  Fue canillita, boletero de los micros que salían de la estación San Fernando, le decían Ranita.  Ya de joven trabajó en los aserraderos del distrito.  Por esos años, con el tío Biyi y otros amigos, formó el centro “Murga de los Bacanes”, que tenía un estandarte de terciopelo negro con letras doradas bordadas por la abuela Pura.  El fue uno de los que creyó en Perón en la Secretaría de Trabajo, cuando Farrell, y el 17 de octubre de 1945, estuvo en Plaza de Mayo.  Con el tío Biyi, Duronea, Persichini y otros, se nuclearon alrededor de Antonio De Andrea, que fue secretario general del Partido Peronista de San Fernando.  Fueron los años felices del conventillo de la calle Madero, frente al colegio Misericordia, donde mi hermana y yo fuimos parte de los únicos privilegiados.  También vimos llorar a mamá cuando murió Evita; y la conmoción de todos por el bombardeo del 16 de junio de 1955.  Caído el gobierno, comenzó el desalojo de los inquilinos, así en el año 56 llegamos aquí, al barrio.  Papá plantó una casilla y nos instalamos.  Como fue despedido del Municipio, con Biyi y Duronea pusieron una fábrica de escobas y cepillos, la llamaron “Los Tres Ases”.  Por entonces fundó la compañía de teatro “Juventud y Arte”, junto a Carlos Silva, Carlos Pitaco, Atir Cucurullo, Chiche Persichini, Mirta Reghetti, Luis Nieto (Biyi) y Delia Cuello (mamá).  Actuaban en las Islas, en Cardales; recuerdo la función en la Sociedad Italiana de San Fernando, donde dieron el sainete de Vacarezza, “Tu cuna fue un conventillo”, con músicos en escena y todo.  Además de actuar, fue un muy buen bailarín de tango; con mamá formaban una pareja que era para ver.  Participó en la Resistencia Peronista, aunque lo suyo fue básicamente el gremialismo.  Fue electo concejal con Framini.-Anglada, pero esa elección se anuló.  Cuando Vandor se atrevió, él estuvo junto a los sindicalistas que armaron “Las 62 de pie junto a Perón”.  Estuvo en el gremio de Empleados de Comercio hasta el año 69, en que se fue a trabajar en la ULYT de Carupá.  En el año 71 acompañó con sus consejos la formación de la agrupación “Lista Blanca de Trabajadores Municipales”, que hicimos con varios compañeros.  Abrió la Unidad Básica “26 de Julio” y formaron dos mesas pro retorno del general Perón, aquí papá con Jorge Tottaro, Bernardo Duronea, Ricardo Bertolo, Isnardo Gómez; y en Virreyes, José Grazuiso, Miguel Angel Corones, Mateo Juárez y la señora de Torres.  Participaron del “Luche y vuelve” y el 17 de noviembre del 72, estuvieron en Ezeiza.  Hicieron la campaña para Cámpora - Solano Lima en el año 73.  Estuvieron en los festejos del 25 de mayo, en Ezeiza cuando el trágico palco del 20 de junio, y en la Plaza de Mayo del 1° de mayo del 74, para desmentir lo de imberbes; ahí estaban los viejos de la resistencia.  Nos tocó compartir tareas para organizar el PPA, “Partido Peronista Auténtico”, hasta que fue declarado ilegar.  Ya con el golpe del 76 encima, vinimos con Willy Parejo a verlo, para decirle que se fuera un tiempo a casa de su hermana, hasta ver cómo venía la mano.  Nos dijo que no. Insistimos en que podían golpear acá, y nos contestó: se van a llevar un patriota.  Guillermo le dijo que un patriota muerto no nos servía, a lo que respondió: es un problema de ellos.  Y si, lo fue.  Hoy están siendo juzgados y condenados en democracia.  Cuando se lo llevaron tenía 61 años.  Aquella consigna de la JP, “Patria sí, colonia no”, para mi viejo César y sus amigos, no fue sólo una consigna, sino un compromiso de vida.”
Fue una síntesis de lo que fue el viejo, recuerdo que hablé de la Usina Lechera, cuando traía el dulce de leche, de dos kilos.  Yo recuerdo que el “Chimbote” era el más famoso, pero este era más rico todavía.  Era más espeso, yo no probé otro más rico en mi vida.  Y todos dicen lo mismo, mi cuñado volvía del taller, agarraba una cuchara sopera y se servía del tarro.  Mi papá lo traía y le daba parte a un compañero para que se lo llevara a los chicos de la villa El Arroyito, que estaba atrás del cementerio de San Fernando.
A: Yo tenía 19 años en esa época y algo que recuerdo es que aparte del compromiso de la militancia había como una sensibilidad de los militantes de la necesidad de la gente y el compromiso de estar ahí, en el territorio, con ellos.
G: Sí.  La imagen que se tiene es de éramos los subversivos de la JP, lo único que hacíamos era tirar tiros.  No era así.  Hacíamos un montón de cosas y todo lo que nos pasó, es consecuencia en mayor grado de los aciertos que de los errores.  Nos pasó porque organizábamos a la gente.  Eso era lo principal.  Por ejemplo, una de las tareas que hacíamos en la Unidad Básica, era juntar a las compañeras grandes del barrio, a tejer ajuares para los pibes que estaban por nacer en el barrio.  Como un regalo de la Básica, las mujeres del barrio, eran más de media docena las que venían, tejían, batitas, mantitas, escarpines, todo para los chicos.  Iban un par de veces por semana a hacer eso.
Acá llevamos a los chicos a Chapadmalal, a Embalse Río Tercero.  La experiencia fue increíble.  Llevamos chicos del Arroyito.  Recuerdo que yo estaba de novio en esa época con una chica, Leticia,  que era amiga de mi hermana que trabajaba en El Palacio del Perfume, estuvimos varios años juntos, hasta que después con el tema de mi militancia se rompió el noviazgo, porque lo mío era muy pesado, estaba todo el día militando, en la agrupación gremial, el territorio y Montoneros no me quedaba tiempo para otra cosa.  Bueno, recuerdo que Leticia había traído de la perfumería un montón de cepillos de dientes y tubitos de dentífrico y los llevamos para que los chicos se limpiaran allá.  Los chicos nunca se habían cepillado los dientes,  hubo que enseñarles.  También aprendieron algunos a leer y escribir.  Les hicieron hacer tarjetitas para que les dieran a los padres contándoles cómo habían estado, y uno escribió “Mamá, dormí con sábanas”.  Cosas así.  Y eso que en esa época no habíamos llegado a los niveles de desocupación del 25% que tuvimos después, durante el menemismo.  Cuando dieron el golpe había un 2% de desocupación.  Rodolfo Walsh, en su Carta a la Junta Militar, escandalizado, puntualizaba que en un año ustedes llevaron al récord del 9% a la desocupación…Y ahora estamos tomando como un logro histórico estar en el 7%...El grado de destrucción  fue tremendo.  Y casi nos destruyen a nosotros, la memoria.  Por eso yo le agradezco tanto a Néstor y a Cristina.   Cuando murió Néstor, yo quería llorar y no podía, me ahogaba, la garganta se me cerraba.  Yo estaba esperando a la censista, preparando un té y galletitas para recibirla, cuando me llama mi hermana y me lo dice.  Yo no lo podía entender.  Esa tarde fuimos a la plaza, porque ¿qué ibas a hacer?  Nos fuimos a juntar allá, todo el mundo fue, sin saber qué otra cosa hacer.  Fue tremendo.  Fue un golpe que nos sacudió, creo que los jóvenes ahí sintieron también que había que hacerse cargo de un proyecto.  Ellos fueron en malón, no era que no estaban juntos, sí lo estaban, pero en ese momento dieron el paso al frente.  Y la oposición quedó descolocada, no sabían qué decir, eso de que los llevaban a los actos, del chori y la coca, murió ahí, no pudieron decir más que los llevaban como ganado.
Vos sabés que yo lo voté a Néstor por Cristina…Hablábamos con Chacho Sosa, discutíamos, porque el tema era pararlo al Turco, ¿con quién?  Había que votar donde fuera más útil para pararlo a él.  Y algunos se tiraron por Rodríguez Saa, que había lanzado las 100 medidas, que iba a reactivar todo.  Pero yo confiaba en el aparato del PJ bonaerense, porque tiene votos cautivos, el peronismo siempre tuvo un piso propio del 40%, después se creció con aliados, pero el voto del peronismo es ese.  Y yo pensaba que Duhalde todavía lo tenía.  Ahora, a Néstor Kirchner no le conocía ni la cara, pero sabía que los dos habían militado en la JP de La Plata, yo sabía que él se le había parado de manos al Turco un par de veces, en las reuniones de gobernadores, y la había visto a Cristina dos o tres veces por televisión como senadora por Santa Cruz, y mi análisis no fue muy político: yo pensé, si este tipo tiene esta compañera, no es un tonto.  Y lo voté, y deseé que se acordaran de los 70.  Y después tuve una reunión en Judiciales, estaba Marcos Lohlé, a ver cómo veíamos la mano, y yo conté por qué lo había votado, y expresé que esperaba poder llamarlo “compañero presidente”.  Y realmente, llorando ese 27 de octubre de 2010 en la plaza, despedí a un compañero.  Ya cuando dijo ”pertenezco a una generación diezmada”, yo pensé que eso no era una frase cualquiera.  Ella va más al frente, Néstor era más negociador.  Él era el Unasur, lo que hizo con Chávez y Uribe, y antes con el tema de los rehenes de las FARC, yo lo felicité a Lohlé, que en ese entonces estaba en Cancillería con Taiana, porque había que poner el cuerpo, tiene que haber una solución política para ese conflicto.  Estamos fuera de época con una guerrilla armada todavía.  Si bien aún es cierto que hay una relación de fuerzas, una agresión tan grande, que las FARC no sueltan los fierros porque si no los bajan a todos, están los paramilitares.  Bueno, lo del Flaco, lo que hizo con la deuda externa, la quita que logró.  Lo hizo él, no Lavagna.  Cuando descabezó el generalato, lo de la Corte Suprema.  Yo dije, este no es Chirolita, tiene decisión propia.  Fue mágico, no, porque aparte Evo Morales, Lula, Correa.  No lo podemos desaprovechar.


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