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Mirta Estenzini, hoy |
Mirta vive en San Fernando, a pocas cuadras del Canal,
rodeada de sus perros y gatos. Allí
vivió con su madre, Haydee Gamboa, y el resto de su familia, quienes desde hace
un tiempo se mudaron a Mar del Plata.
Cuando hilvana recuerdos de su niñez y su juventud, surge la
memoria de su padre, Ernesto Estenzini, “Beco”, desaparecido el 29 de abril de
1977. Siempre supo que era su preferida.
Luego de separarse de Haydee, Beco vivía solo, en la calle
Colón, costera al canal. Era el pescador
del barrio. Todos lo conocían y lo
apreciaban, era un tipo solidario, una buena persona. Durante los fines de semana cocinaba en los
clubes del barrio, pollo y pescado para todos.
Mirta se emociona cuando lo nombra, repite era un hombre bueno y solidario.
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Beco, el primero de la izquierda |
En 1976, un amigo de Beco le pide que albergue en su casa a
dos señoras, una de ellas tenía un niño, que no tenían dónde ir. Beco les dio lugar, Mirta duda de que les
cobrara algún tipo de alquiler. Una de
ellas era maestra y daba clases particulares en la casa, los propios nietos de
Beco se contaban entre sus alumnos. No
hablaban mucho de su vida, decían que sus esposos estaban trabajando en
Tucumán. Cuando Beco salía para la isla,
recibían la visita de varias personas, según le contaban los vecinos del
barrio.
El 29 de abril de 1977, pasada la una de la mañana, uno de
los hermanos de Beco, que vivía enfrente de su casa, vio llegar a dos Falcon
verdes, de los que bajaron militares con armas largas. Lo sacan de su casa, lo suben a uno de los
autos y se lo llevan. Sus hermanos
pasaron días recorriendo comisarías y preguntando por él, nunca más se supo
nada. Haydee, la mamá de Mirta, presentó
tres hábeas corpus, sin resultado, como era común en la época.
No saben por qué se lo llevaron. Al poco tiempo de su desaparición, uno de los hermanos de Beco
pone en venta la casa donde éste vivía.
Los compradores comenzaron a hacer reformas y debajo de la cocina encontraron
un gran pozo que contenía papeles y folletos partidarios y varios DNI. Mirta no los vio y no sabe qué hicieron con
ellos. Conjetura que es probable esas
mujeres que vivieron en su casa militaban en alguna agrupación y eran
perseguidas. O quizá el propio Beco
tenía alguna actividad política que tanto ella como el resto de su familia
ignoraban.
En el año 2005, Mirta se presenta en la Secretaría de
Derechos Humanos, informa de la desaparición de su padre, que no figura en el Nunca Más. Le presentan a un abogado, el doctor Riu, que
le pide que recolecte datos de Beco para abrir un expediente. Como su madre ya había fallecido, Mirta tiene
que iniciar una investigación, prácticamente a ciegas. Cuenta …me
ocupo de hacer todo yo, busqué los lugares donde había trabajado, me enteré de
que había nacido en Avellaneda, dónde se había casado, quiénes fueron sus
padrinos. Le llevé todo al abogado, que
nunca hizo nada. Recurrí al hijo del
dueño de donde trabajo, que también es abogado.
Me pidió que le consiga el número de expediente y ahí nos enteramos de
que el juez interviniente rotuló la causa “Fallecido/herederos”, cuando en
realidad es “Desaparecido/causahabientes”, ya que no hay acta de
defunción. Como estaba mal caratulada,
la causa había sido archivada. Tuve que
empezar todo de nuevo, y aún no tengo noticias.
Ahora voy a dar una muestra de sangre, para que sea cotejada por el
Equipo Argentino de Antropología Forense y ver si entre los restos no
identificados están los de mi papá.
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